
Foto: Andrea Gómez
Todo parecía bajo control en el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington DC.
A lo largo del aeropuerto se apreciaban señales que indicaban a los viajeros cómo debía ser su comportamiento en las salas de espera y en el avión, pero cuando llega el momento de poner todo en una caja, las botas, el bolso, los celulares, el computador, pasar por los controles de seguridad que verifican que usted no tiene ninguna carga ilegal y mucho menos armamento para herir a otra persona, caminar con sus medias en un suelo que miles de personas han recorrido y además de eso, que una persona lo toque por todos lados, claro con guantes, hace sentir que el virus ya se quedó en la ropa y surge la pregunta de ¿Cuántas personas han tocado esos guantes?
Sí, posiblemente sean exagerados todos los interrogantes, pero la prevención, el respeto por los demás y por usted mismo, deben primar a la hora de viajar.
Llegó la hora del abordaje en el primer avión (Washington Dc – Denver, Colorado), no se respetó ningún orden, los pasajeros hicieron fila sin distanciamiento social.
El pasillo del avión no tenía reglas, todos esperaron que cada persona se ubicara en su silla, ninguno de los tripulantes de vuelo solicitó al público los seis pies de distancia, pero por qué sería necesario considerarlo, cuando no hay otra opción que tener a otro pasajero al lado. ¿Para qué la distancia en las salas de espera de los aeropuertos?

¿Deberían los aeropuertos ser más rigurosos o usted como ciudadano más consciente?
En la conexión del aeropuerto en la ciudad de Denver, Colorado hacia Las Vegas el proceso fue un poco más organizado en cuanto al abordaje, pero para llegar a los vagones de las salas de espera se debe tomar un tren y es ahí, precisamente, donde no se respeta el distanciamiento social porque nadie quiere perder el vuelo. Todos corren y buscan un lugar en el pequeño tren para ser llevados a su destino.
El panorama mostraba a los viajeros con celulares en mano, algunos con tapabocas, otros olvidando que aún se está combatiendo un virus llamado COVID-19, pero en esta ocasión los asistentes de vuelo se encargaron de cumplir con el distanciamiento, por lo menos con la organización de los pasajeros.
Empezaron de atrás para adelante, exigieron tapabocas puesto y entregaron toallas húmedas para la limpieza de las manos o del asiento. A la hora del refrigerio todo estaba sellado.
De las tres asistentes de vuelo, solo una se vio realmente interesada en mantener todo limpio. Utilizó algunos implementos recomendados para evitar contagios como lo es: el alcohol, paños húmedos, en sus manos llevaba guantes azules que limpió en repetidas ocasiones con antibacterial y dos tapabocas que nunca apartó de su rostro . ¿Qué más podrían hacer las aerolíneas y la sociedad para no prolongar la pandemia?
Al llegar al aeropuerto de Las Vegas se encontró el mismo patrón de comportamiento, personas utilizando tapabocas, pero algunos sin su nariz cubierta, comiendo en los pasillos y compartiendo en grupos grandes su estadía.
Esto fue una clave muestra del comportamiento de las personas y cómo a la mayoría de residentes parecierá que el virus no existiera, no sé a donde podríamos llegar, pero lo que si queda claro es que quizás los números de Corona Virus aumenten en Estados Unidos y cada uno de los estados, más aún estos lugares que son denominados como sitios turísticos.